Una de las cosas que más me llamó la atención de la exposición, es su presentación, cuando cuentan las historia sobre su interés por ser percusionista de jazz pero que se tuvo que conformar con ser fotógrafo de una aerolínea, siendo una foto al azar en la que aparecería un piloto dormido en un banco junto a unos africanos vestidos con sus vistosos atuendos típicos, lo que le lanzaría a la fama y a Holliwood.La muestra, retratos de famosos realizados entre los años 60 y 80 principalmente, reflejan la cercanía y el interés que tenía por los artistas de la época. Son copias en blanco y negro en su mayoría de una calidad exquisita, muy bien definidas y tratadas.
Las poses se pueden calificar de perfectas, en muchos casos realizadas en los mismos rodajes de las películas, con los modelos totalmente caracterizados y utilizando la iluminación del escenario. En otras ocasiones posaban expresamente, pero normalmente en escenas preconcebidas. Esto le permitía unas condiciones perfectas para el retrato que supo aprovechar utilizando una pequeña cámara de paso universal que le permitía además, pasar más desapercibido dentro de las escenas.
Una ocasión única para deleitarse con el impecable trabajo de uno de los fotógrafos más renombrados de la segunda mitad del siglo XX.
